Hay tantas cosas por reivindicar y por mejorar en este mundo nuestro, que creo que casi cada día es el día de alguna cosa. A parte de los clásicos que ya tenemos desde hace años, como el 1º de Mayo como Día Internacional del Trabajo, creo que se hace necesario distinguir entre los que tienen cierto caracter de concienciación como sería el Día sin Humos, por ejemplo de los que tienen un marcado interés crematístico, como el Dïa de la Madre, el del Padre, el de los enamorados... No negaré que siempre son una buena excusa para aquellos despistados que nunca tienen un detalle si no hay algo que los empuje, y tampoco cerraré los ojos a que este sistema de producción capitalista se basa en las ventas y no cabe duda que estos "días de algo" dinamizan el mercado una barbaridad. Me abstendré de hacer juicios de valor. La cosa es que hoy, 4 de Octubre, es el día internacional de la Sonrisa, y que una profesional del ramo no lo supiera y se haya enterado por la prensa, tiene delito. Tal vez sea que no creo yo mucho en poner un día para cada cosa, aunque tal vez en algunas ocasiones es necesario para hablar sobre asuntos que merecen no pasar desapercibidos y en los que de otro modo nadie repararía. Así que, tal vez, bienvenido el día de la sonrisa, para permitirnos lujos como la conversación entre Marina y Rojas sobre los efectos de la sonrisa.
Valga decir que siento contribuir a la campaña publicitaria de la marca que patrocina el encuentro, aunque me encanten los yogures, naturales y sin artificios, como esos que se han puesto de moda y que no sirven nada más que para sacarnos las perras. A la vez les doy las gracias por hacer posible este encuentro entre dos grandes pensadores.
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